Movistar F1/2018: Sergio’s Column

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Acto 1: La ocasión la pintan calva

Domingo, 17 de septiembre de 2017. Antonio Lobato está sentado en el sofá de su casa, frente al televisor, con unas aceitunas y una cerveza en la mano. Es la víspera del Gran Premio de Singapur. Faltan apenas unos minutos para que el mundial dé un vuelco de infarto.

Y entonces a Lobato le volvió a picar el gusanillo. Mientras todos nos maravillábamos de que Mercedes fuese a ganar en una carrera que, por las características del circuito, parecía adjudicada a Sebastian Vettel de antemano, Antonio Lobato sintió rabia por no poder narrar el golpe de teatro de la salida, en la que los dos Ferrari se eliminaron mutuamente. Era lo que le pedía el cuerpo; lo que le pedía la garganta.

Este sentimiento repentino no es algo que deba sorprendernos, según afirma el propio comentarista: “Disfrutaba mucho narrando las carreras, pero todo lo que había antes y después me quemaba”. Pero todo sumaba para que empezara a prestar más atención a algunos cantos de sirena: “Me llama Movistar diciéndome: ‘queremos que narres’”. No hay premio por adivinar la condición que puso: “Yo no quiero dirigir ni tener responsabilidad sobre el canal ni la retransmisión”.

Aunque su presencia en el equipo de Movistar F1 sólo está confirmada para esta temporada, Lobato se muestra convencido de que la fórmula pactada es cómoda para él y no le va a cansar. Por suerte para algunos y por desgracia para sus detractores, todo apunta a que aún vamos a tener Lobato para rato… Es cierto que tendrá que viajar a los cinco o séis grandes premios que Movistar cubrirá in situ: “España, Mónaco, Inglaterra, Francia e Italia son seguras; existe la opción de que hagamos alguna más”; nada que no sea asumible después de dos años ‘desintoxicándose’ del automovilismo.

¿Será un retorno ‘a la Loeb’ o un regreso al estilo de Schumacher? Los primeros indicios, dentro de apenas diez días en el dial 57 de Movistar +.

Acto 2: Habla su mayor cómplice

En los tiempos que corren, los 14 años que han transcurrido desde que Antonio Lobato aterrizara en las retransmisiones de Fórmula 1 dan para muchos cambios en cualquier profesión. Pero Pedro de la Rosa sorpendió en exclusiva a Iberianmph, retrotrayéndose mucho más atrás para tratar de encontrar la primera carrera que narró por televisión: Tuvo que ser en 1998, en TV3.

“Cuando yo empecé a comentar las carreras de Fórmula 1, yo no estaba dentro de ella. Es verdad que era piloto de pruebas [de Jordan], pero no era mi principal ocupación. Principalmente era campeón de la Fórmula Nippon. Una vez que entro en McLaren, tengo ya muchísima información, y entiendo mejor los procedimientos de las carreras. Pero eso ocurre cuando estoy ya con Antonio”. En aquellos primeros dias con el equipo de TV3, a esta inexperiencia se sumaba la ligera barrera lingüística para un castellanoparlante confeso como Pedro Martínez de la Rosa, así como el hecho de no encontrarse presencialmente en el circuito. “No podía hablar como con Antonio. Para entonces yo estaba en McLaren,y con él había mucha complicidad. Es más fácil trabajar desde el circuito que desde un estudio”.

La ayuda de las redes sociales han sido el cambio más drástico para él: “Comentar las carreras hoy en día es tremendamente más fácil, porque a través de las redes sociales sabes de primera mano los problemas mecánicos, las estrategias… Son los propios equipos los que van filtrando la información, y periodistas muy buenos los que van elaborándola en el momento. Lo que yo hago ahora de comentar las carreras desde Madrid, en 2004 habría sido mucho más difícil, pues habría tenido mucha menos información”.

Quienes tienen a Ron Dennis por el controlador más obsesivo de la historia de la Fórmula 1, deberían hablar primero con Pedro sobre su labor de comentarista:“En Ferrari eran muy restrictivos. Son el equipo que más controlado me ha tenido. Antes de cada gran premio, me hacían preguntas tipo para saber qué respuestas tenía que dar. Para mí era más difícil contar algo interesante mientras estuve con ellos”.

Por el contrario, asegura que en McLaren fueron mucho más flexibles: Bastaba con que se quitara la vestimenta del equipo para realizar la retransmisión, de forma que quedara claro que su intervención era completamente a título personal. Aunque con el tiempo, se dieron cuenta del potencial de que luciera los colores ante las cámaras… “Vieron que era un tío coherente y que no me pasaba de la raya, así que me dejaron ponerme la indumentaria. De intentar que no me identificaran con McLaren, pasaron a darme un poco más de manga ancha”.

En la actualidad, como verso totalmente libre, el único obstáculo para Pedro de la Rosa son las ‘pullas’ que su viejo compinche Toni Cuquerella le siga lanzando en pleno directo. Será curioso averiguar dónde entra Antonio Lobato en esta ecuación de complicidad, por usar la misma palabra que empleó Pedro.

Caballeros, enciendan sus televisores…


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